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Despidiendo a nuestros peludos: un recorrido por las fases del duelo por nuestras mascotas



Lo primero que quiero decirte y transparentarte, es que aquí estoy usando el término “mascota” solo para un tema referencial y de criterios de búsqueda (probablemente ese criterio es el que te trajo hasta aquí), ya que para mí ese es un término que no se ajusta a como yo veo a los animales que nos acompañan en nuestras vidas. Para mí, ellos son un miembro más de la familia y por lo mismo el duelo por su partida, es el duelo por la pérdida de un familiar al que amamos con todo nuestro corazón.


Nuestros peludos ocupan un lugar muy importante en nuestras vidas, se transforman en nuestro motor, hay veces que son nuestra única compañía y la razón de para qué nos levantamos a diario. Y es por eso que, cuando parten, nos enfrentamos a un proceso emocional complejo y muy profundo. En este artículo, te invito a que juntos exploremos las diferentes fases del duelo que acompañan a la pérdida de nuestras amadas mascotas.


Modelos que explican el duelo


El duelo es un proceso que ha sido bastante estudiado, sobre todo el último tiempo, y hay diversos autores que hablan del mismo. Te quiero contar MUY a grandes rasgos de qué se tratan los principales modelos que estudian el duelo, pero sin entrar en tecnicismos, esos los dejamos para otras instancias.


Pues bien, existen al menos 3 grandes modelos que hablan y explican el proceso de duelo y las etapas o fases que vamos atravesando.


  1. El primero es el Modelo de Worden habla de las 4 tareas del duelo: Aceptar la realidad de la pérdida, elaborar el dolor del duelo, adaptarse a un nuevo entorno, y recolocar emocionalmente al ser fallecido.

  2. Otro Modelo, y que es uno de los más conocidos es el Modelo de Elizabeth Kübler-Ross, y aquí se ve el duelo como un proceso que conlleva 5 fases:  Negación, Ira, Negociación, Tristeza y Aceptación.

  3. Finalmente, contamos con el Modelo de Alba Payas (2010). Se trata de un modelo integrativo que supone una integración de los modelos anteriores de fases y de tareas y propone en vez 4 dimensiones del duelo: choque y trauma, evitación y negación, conexión con el dolor y crecimiento y transformación.

En este artículo, y para poder explicarlo de una forma más simple, te estaré hablando de las 5 fases que propone Elizabeth Kübler-Ross, una de las pioneras en estudiar este tema. Esto será a modo explicativo, ya que es la forma más ampliamente conocida para hablar respecto al duelo.


Las fases del duelo por nuestras mascotas




Como te mencioné antes, la idea es que recorramos cada una de las 5 fases del duelo y también darte algunas luces y ejemplos de cómo esa fase se ve en el día a día.




1.   Negación:


Esta es una etapa muy común y que se produce de manera bastante habitual justo después de haber ocurrido la pérdida, frecuentemente está relacionada con el estado de shock.

Aparece como un escudo protector, que por un determinado tiempo nos oculta esa dolorosa realidad que no estamos preparados para ver.

 

Esta es una fase en la que no logramos creer lo que está pasando, surgen pensamientos del tipo “esto no me puede estar pasando a mi” o “esto es una pesadilla, un mal sueño del que ya voy a despertar”. Hay una sensación de que lo que estamos viviendo no es real y existe una incapacidad para aceptar la realidad.


Solemos sentirnos confundidos, podemos paralizarnos o bien tener conductas automáticas. Es también muy común sentirnos cansados y tener problemas para dormir.

 

Cabe señalar que esta fase no siempre ocurre tal cual, y que en ocasiones puede manifestarse de una manera más abstracta, por ejemplo, no dándole importancia a la pérdida o no dándole un carácter definitivo.

 

Te dejo algunos ejemplos que mis dolientes me han dado de cuando han estado experimentando esta negación:

"No quería hablar del tema con nadie ni tampoco buscar ayuda, hablarlo era reconocer que ya no estaba y podía"
"No era capaz de guardar sus cosas, las dejé por días esparcidas por toda la casa, tal y como él las había dejado... guardarlas era como reconocer que ya no volvería"

2.   Enojo / Ira


Otra etapa que solemos experimentar es la de la ira, que es cuando comienzan a surgir sentimientos de rabia, impotencia o frustración respecto a nuestra propia capacidad para modificar las consecuencias de la pérdida.

 

Durante esta etapa las personas buscan encontrar a los responsables de la pérdida y enfocan su ira en ellos, el veterinario que no hizo más, la persona que lo atropelló o yo que no pude salvarla. Es un momento en que solemos esmerarnos en buscar el factor causante, y es muy normal que aparezcan sentimientos de injusticia.

 

Algunas frases muy comunes y que suelen repetirse en sesión son:

 

“Si yo hubiera estado, nada de esto habría pasado”
 “Tendría que haberlo llevado antes a urgencia o a un mejor doctor, así nada de esto estaría pasando”
 “Porqué le pasó esto a él, si era solo un cachorro, no alcanzo a disfrutar, es tan injusto”

 

3.   Negociación


En esta fase la persona aún guarda la esperanza de poder cambiar el resultado y de poder influir en la situación. Nuestra mente de enfoca en encontrar formas de cambiar la dolorosa realidad de la pérdida. 


Podemos encontrarnos tratando de hacer acuerdos con nosotros mismos, con Dios, con el destino o con lo que sea a lo que le tengamos fe. Buscamos hacer promesas, buscar soluciones mágicas.


La negociación es un intento por encontrar una solución o un escape del dolor abrumador que estamos sintiendo.


Es importante tener en cuenta que no necesariamente son soluciones prácticas o realistas, sino que se trata de un mecanismo de defensa que nos permite lidiar con la intensidad de lo ocurrido.

 

4.   Tristeza


En este momento es cuando empezamos a tomar conciencia de lo sucedido y de que nuestro peludo/a no volverá, y eso genera un profundo sentimiento de tristeza junto con otros síntomas típicos de los estados depresivos, como por ej el aislamiento social o la falta de motivación.


Es esta fase se puede llegar a experimentar una desorganización de la propia existencia, el hecho de perder a un ser querido y de enfrentarse a la propia muerte, puede hacer que la vida deje de tener sentido, al menos durante un tiempo. Así aparecen sentimientos de apatía y también existe un impulso de llevar a cabo cambios radicales en nuestra vida.


Lo importante es que sepas que esta fase no durará por siempre, no sentirás este dolor toda la vida. Si te interesa leer más sobre el dolor en el duelo, te invito a que leas el siguiente artículo: https://www.angecastano.com/post/el-duelo-por-nuestros-compa%C3%B1eros-de-4-patas

 

5.   Aceptación

 

Esta etapa suele ser la última, e implica que logramos llegar a la aceptación de la pérdida y la llegada de un estado de calma asociado a la comprensión de que la muerte es un fenómeno natural en la vida humana. Entendemos que es inevitable, pero al mismo tiempo sabemos que “todo va a estar bien”.


Si bien entendemos esta realidad, no la miramos hacia adelante con angustia o sufrimiento sino que como un paso más en la vida.


Aquí nos vamos adaptando a los nuevos patrones que han surgido de re-organizar la vida con la ausencia física de ese ser amado, entendiendo que esta es nuestra nueva realidad.


Finalmente, el recuerdo pasa del dolor a una sensación reparadora.


¿Ahí se acaba el duelo?


Para mí, el proceso de duelo no se acaba con la aceptación, hay otra fase o como se le quiera llamar, que tiene que ver con la transformación. Y es que luego de vivir un duelo, nunca volvemos a ser los mismos, algo cambia en nosotros, y eso no tiene por qué ser para mal. Al revés, surge un sentimiento de honrar a ese ser amado y todas las enseñanzas que nos dejó. Y en ese proceso nos transformamos.


Hay una frase que siempre llevo conmigo "No está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, pero siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese dolor".


Y eso es tan simple como que somos nosotros quienes decidimos qué hacer y cómo enfrentar ese dolor.


Podemos elegir que nos hunda y nos quite toda ilusión, o podemos elegir que nos enseñe y que nos de la fuerza para honrar a ese ser amado día a día, viviendo una vida plena y siguiendo sus enseñanzas.


¿Cuál eliges tú?


Mi gran propósito en mis acompañamientos es juntamente lograr acompañar a mis dolientes a encontrar esa huella de amor que sus peludos dejaron, y acompañarlos a transitar la elección de vivir una vida plena. Recuerda: tu sigues aquí y sigues vivo... qué vas a hacer con el resto de tu vida?


Si te gustaría que te acompañe en este camino, te invito a conocer mi Sesión SOS y mi Programa Tu Huella de Amor, en dónde encontraras de qué forma puedo acompañarte en tu propio proceso de duelo.

 

Un abrazo,


Ange

 
 
 

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